Hace ya cuatro años de este post, espero poder contar algo distinto al final de este jánuca.
Dia uno: Media hora para contemplar las velas de jánuca. ¡Qué bueno! percibir su luz y dejar que me eleve. Ommm. ¿Cuánto tiempo pasó? ¿dos minutos? Que no se note que ya estoy aburrida. Poné cara de iluminada. Cara de que entendés todo. De que el mundo cobró una dimensión diferente. Lo que me importa de verdad es que todos comen sufganiot menos yo. ¿Mando la dieta a freír churros? Claro, a la nena la disfrutamos todos. Ellos tienen una hermana. Él tiene una hija. Yo tengo que bajar diez kilos. ¿Cuántas calorías puede tener esa bola de grasa? ¡uy! cierto, las velas.
Día dos: Ah… qué bueno, mi media hora de conexión, de relax. Que hermosa la luz reflejada en la ventana. La imagen de mi familia reunida frente a las velas. ¿Por qué mi marido agarra así a la nena? Se le va a caer. No, no digas nada. Shalom bait. Pero. Querido. No, no te des manija, distraete. La nena. No le digas más «nena» a la nena, es mersa. ¿ese no era un programa viejo? ¿quién era? ¿Marilina o Mariquita? Seguro con Osvaldo Miranda. ¿Cómo me acuerdo? Ni siquiera había nacido. Muy bien, seguí así, pensando en otra cosa. Lograste vencer al ietzer.
-Querido, así se te va a caer la nena.
Día tres: Hoy si, hoy voy a lograrlo. Hoy voy a tener pensamientos altruistas. ¡Pero qué bochinche! ¿por qué mis hijos juegan así? ¡qué brutos! ¿no pueden jugar tranquilos? ¡Basta! Por poco me dan un castañazo. ¡cuidado! Casi tiran la velas. Se va incendiar la casa. Van a incendiar la casa, chicos. Vamos a tener que salir corriendo y quedarnos en la calle hasta que los bomberos apaguen el fuego. Para colmo con este chiflete. Con este tornillo, con este ofri. ¡Uy! ¿ya pasó la media hora?
Día cuatro: Erev Shabes. Otra historia. Hoy si que no saco los ojos de las velas. ¿Si pestañeo es tiempo de descuento? Dejá de pensar paparruchadas. Elevate. ¿pero en qué había que pensar? Siempre caigo en lo mismo. Vivo el día de la marmota. Películas. Pienso mi vida como en películas. Hoy es un día en el circo. Hoy un día en las carreras. Para colmo todo antiguo. Hasta mi vocabulario es viejo. Nadie dice más «tirame las agujas». Nadie dice «papita pa loro» ¡Uy! la hora. Otra vez sopa.
Día cinco: Mejor ni lo intento. Motzaei Shabat es una causa perdida. Lo único que quiero es limpiar. ¿tengo un trastorno obsesivo compulsivo? No me gusta estar quieta. Quiero ponerme los guantes y terminarme los dos litros de lavandina. Todo está tan sucio ¿quién se puede concentrar así? Tranquilizate. Visualizá un lugar mejor. Ahí me veo. Paso el paño. Saco tierra. Con la escoba barro arena. Lavo platos. Seco copas. A lado de la heladera guardo el tacho y el spray. Mañana lo intento de vuelta.
Día seis: Jugamos al sevivón ¿cómo se juega al sevivón? ¿es así nomás? ¿adivinar la letra? Pei, pei, pei canta mi hijo mientras gira la perinola. Hacen competencia con cronómetro. Quiero que gane mi hijo más débil. ¿Lo sobreprotejo? Después me llaman del jeder para decirme su hijo tiene que hacerse más fuerte. Pei, pei, pei digo para alentarlo. Me toman para la chacota porque esa parte del juego ya pasó. Me aburre el sevivón. Me debe faltar tradición janukaiana. Te sé decorar un árbol pero me equivoco cuando canto Ma Oz Zur. ¿perdí? no entiendo ese chirimbolo. Juego muy bien al chinchón.
Día siete: ¡Oy! jánuca ¡oy! jánuca. La intención sigue estando. Vamos. Alabar y agradecer. No puede ser tan difícil. Quizá Hashem haga un nes para mi. Un día de alabanzas que valga para los ocho. Pensá en Ieudith. ¿qué hubieses hecho en su lugar? ¿hubieses resistido a los gringos que nos querían helenizar? Perdón, quise decir griegos. Yo me siento un poco helenizada. Mariaelenawalshizada.
Día ocho: Ya está. Me resigno. Perdí jánuca en medio del caos. Sobre todo mi cabeza. Se dispersa y termina recordando el día que bailé el carnavalito y se me cayó el sombrero. Deberías escribirlo en el blog. No. En el blog no. Al final siempre quedás como una cabeza de chorlito. En el blog hay que ser inspiradora ¿hay que ser inspiradora? Si para eso está el resto. ¿cuantos artículos de jánuca había en tu mail? Te leiste todo, te viste todo. Hasta esa parodia musical. Mejor no digas nada. Ocho días, media hora ¿a quién le importa? Ya fue.
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