Estoy en busca de un sistema para compatibilizar mis obligaciones como madre, ama de casa y mujer. Un método que me permita cumplir con mis horas de trabajo, dándome algo de espacio para la realización personal. Sé que no fácil y que aparte de organizar el tiempo, la cuestión es también administrar la energía.
En una época, cada mañana escribía una lista con lo que quería conseguir ese día, determinando cuánto tiempo me debería llevar cada tarea. De alguna manera esa lista funcionaba, porque no me permitía distraerme. Pero por otro lado tenía el problema de ser muy realista, y en el momento de la verdad, las obligaciones le sacaban lugar a lo importante.
Y lo importante es lo que me va a llevar a cumplir una meta más lejana, menos urgente pero más significativa que preparar el almuerzo.
Hoy estoy probando un nuevo método: definir por día tres objetivos que voy a tener que realizar si o si, sin excusas, en el medio del trajín diario. Estos propósitos no tienen que relacionarse ni con mi casa, ni mis hijos, ni mi trabajo.
Medio a las apuradas decidí que mis objetivos del día serían:
1. Ver el video del rab Dorón, que quedó esperando en la bandeja de entrada con la promesa de «reforzar la emuná».
2. Ir a nadar.
3. Escribir este post.
8.01: Tomo envión y sin postergación pongo play. La casa está dada vuelta pero mi emuná es más importante que la ropa sucia ¿o no?
.
.
13.21: Me la paso mirando el reloj. Hago todo rápido para poder escribir, para poder nadar. Hago todo rápido y todo me sale mal. Empieza el desfile de excusas: que mi hija está en una etapa difícil, que justo ahora tengo que proponerme objetivos imposibles. Estoy a punto de caer en la trampa del no tengo tiempo. Me hago lío con el quiero pero no puedo y el puedo pero no quiero.
14.56: Excusas.
15.48: Más excusas y cosas horribles que no quiero contar.
18.16: Pocas probabilidades de ir a nadar. Estoy tirada en el sillón, exhausta. No puedo mover ni un dedo. Siento un cansancio prehistórico.
19.48: Dije si o si. Dije sin excusas. Me obligo. No me doy opción.
20.45: El agua está fría. Yo nado sola. Como un náufrago. En cada brazada me voy abandonando. El silencio gana. Descubro que así es nadar de noche.
23.39: Se me cierran los ojos, escribo dormida. No sé si algo de este día tuvo sentido. Lo que no conté es lo que cuenta. Fue un dia atroz. Fue un día feroz. Pero quedó ahí. Ahogado en la pileta.
Deja un comentario